En las profundidades del manto de la Tierra, a unos 2,900 kilómetros bajo el suelo, destacan dos masas gigantescas situadas bajo África occidental y el océano Pacífico. Estas capas de roca tienen un comportamiento extraño: cuando hay un terremoto, las ondas sísmicas se ralentizan al atravesar esos misteriosos materiales, lo cual sugiere que su composición es más densa que el resto del manto terrestre. Un equipo internacional de investigadores publicó este miércoles, en la revista Nature, la hipótesis de que esas masas, que ocupan miles de kilómetros, son los vestigios de otro planeta, incrustados en la Tierra tras una colisión hace 4,500 millones de años. Los autores recuerdan que hace medio siglo tomó fuerza la teoría de que la Luna se formó a partir de productos de la colisión de la Tierra contra otro joven cuerpo celeste del tamaño de Marte. Bajo esa misma línea, el supuesto embrión de planeta, llamado Tea o Theia, chocó contra la Tierra primitiva. Las simulaciones informáticas de
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